Tragedia en la valla de Melilla

Tragedia en la valla de Melilla

Cerca de cuarenta muertos y cientos de heridos

En la Delegación de Migraciones de la diócesis de Getafe a través de esta comunicación queremos mostrar el dolor y la repulsa ante esta tragedia.

Lamentamos que a personas que vienen huyendo de la guerra, la miseria y otras situaciones de violencia, y en busca de una vida digna, se les reciba de esa manera tan inhumana conculcando los más elementales derechos humanos.

Pedimos a las autoridades competentes que contribuyan al esclarecimiento de los hechos y a tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a suceder.

Nos hacemos eco de la nota emitida por los obispos españoles, a través de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones, de la que como Delegación formamos parte:

NO SON INVASORES, SON SERES HUMANOS QUE HUYEN DE LA GUERRA…
Ante las diversas lecturas que se hacen de estos hechos violentos, invitamos a contextualizarlos con una mirada humanitaria donde, al tiempo que entendemos la necesaria regulación de flujos migratorios, debemos considerar  la situación crítica y de  miseria, en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos hacinados al otro lado de la frontera de España. No son “invasores”, solo son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas (57 en el mundo, 30 en África) y hambrunas, agravadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, y la sequía y las plagas provocadas por el cambio climático”.
¿CERRAR VENTANAS SIN ABRIR PUERTAS?
Tal como la Iglesia ha planteado en los foros europeos e internacionales, recordamos que necesitamos humanizar e implementar nuevas políticas migratorias que tengan en cuenta la gravedad de la presión migratoria. Así por ejemplo, España carece de espacios o recursos donde emitir visados en muchos países africanos de donde proceden miles de migrantes susceptibles de solicitar protección internacional. La Iglesia aboga en todos los continentes por contribuir a salvar vidas, acoger y proteger a las personas migradas. Necesitamos una migración ordenada a través de vías legales y seguras, así como fomentar la colaboración al desarrollo  con los países que sufren guerras, conflictos y hambrunas. La externalización y militarización de las fronteras por sí solo, no terminará con los problemas y las causas que provocan la movilidad de millones de personas migradas, refugiadas o desplazadas en el mundo. Invitamos, por tanto, a dar pasos de humanización, a analizar y afrontar esta nueva crisis dese la necesidad de protección de todo ser humano y el empeño por establecer con urgencia vías de acceso legales y seguras”.