Cerrojazo a la atención a migrantes sin Tarjeta Sanitaria en el Hospital de Getafe
Todo empezó hace menos de tres semanas con un correo electrónico dirigido a los trabajadores sanitarios del Hospital de Getafe: «En caso de que se detecte un paciente extranjero sin acreditación de CIPA/tarjeta sanitaria, debe ser atendido si es urgente, y avisar de ello al servicio de Admisión, que confirmará este hecho o no. En caso de que este paciente se confirme que no tiene aseguramiento público, debe enviarse a un centro privado donde pueda abonar la atención correspondiente».
Desde la Delegación de Migraciones de Getafe nos hacemos eco de esta situación que, en la práctica, deja a los migrantes fuera de una asistencia sanitaria que debe ser universal e igual para todos. Nos preocupa también que el correo se refiera precisamente a pacientes «extranjeros». Y sentimos, con el Papa Francisco, que estas cosas pasan en nuestra sociedad porque no nos acercamos a ellos “con sensibilidad humana, justicia y fraternidad”. Esto no puede ser.
Por eso pedimos que cese la aplicación de esta instrucción que atenta contra el espíritu en el que se sustenta el Real Decreto-ley 7/2018 sobre el acceso universal al Sistema Nacional de Salud y contra el código ético que debería regir la actividad de los sanitarios, sean simples trabajadores o sus gestores.
“El acceso al Sistema Nacional de Salud en condiciones de equidad y de universalidad es un derecho primordial de toda persona. La garantía del ejercicio de este derecho y la protección efectiva de la salud de la ciudadanía cobra aún mayor importancia cuando quienes se ven privados de una asistencia sanitaria normalizada son colectivos de una especial vulnerabilidad, amenazados por la exclusión social, como es el caso de la población extranjera no registrada ni autorizada a residir en España”.
(Proemio del Real Decreto-ley 7/2018, de 27 de julio, sobre el acceso universal al Sistema Nacional de Salud)
Francisco habla de política, ideologías y necesidades vitales
“Mientras muchas veces nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud. Junto con estas necesidades elementales insatisfechas, la trata de personas es otra vergüenza para la humanidad que la política internacional no debería seguir tolerando, más allá de los discursos y las buenas intenciones. Son mínimos impostergables”.
(Fratelli Tutti, 189)
