Eucaristía diocesana en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2023
“Libres para elegir si migrar o quedarse”
En el marco de la 109ª Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, en la tarde de ayer 24 de septiembre tuvimos en Parla, en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, la Eucaristía diocesana conmemorativa. Esta comunidad parroquial, que participó activamente, es la que en nuestra diócesis acoge la capellanía china, que con el apoyo de un sacerdote propio reúne a cristianos de ese origen dándoles un apoyo específico.
Presidió la celebración el Obispo Auxiliar, D. José María Avendaño, quien en su homilía glosó las lecturas del día y, en línea con el mensaje del Papa Francisco, puso de manifiesto las contradicciones de nuestra civilización europea al afrontar la realidad de los migrantes que vienen a nosotros y el modo en que debemos recibirlos. Hizo notar que la escena descrita en la parábola evangélica del día, en que un hombre sale a la plaza a contratar trabajadores a distintas horas y a todos paga con generosidad el mismo salario, recuerda y a la vez contrasta con lo que cada mañana se puede ver en una plaza cercana, a las puertas de nuestra Diócesis. Allí, empresarios sin escrúpulos, aprovechándose de la necesidad y la fragilidad de quienes están a su pesar sin papeles, les ajustan por una miseria y los suben a una furgoneta que los devolverá agotados después de una larguísima jornada.
También nos trasladó el recuerdo afectuoso de D. Ginés, que este año no ha podido incorporarse a la celebración.
«Libres para elegir si migrar o quedarse», es el lema que el Papa Francisco nos había propuesto en su mensaje para esta jornada. En él, Francisco nos invita a crecer en corresponsabilidad para eliminar las causas que provocan las migraciones forzadas. A crear puentes y no a levantar muros. A preguntarnos no sólo qué podemos hacer, sino qué debemos dejar de hacer como personas, sociedad e Iglesia para que todas las personas tengan acceso a un desarrollo humano integral, con la posibilidad de vivir en paz y dignidad en el propio país.
Como dijo Fernando Redondo, Delegado Diocesano de Migraciones en la monición de entrada, “en la Eucaristía, que es fundamentalmente acción de gracias, participamos personas de diversas procedencias, unidos por la misma fe y amor a Jesucristo, también agradecemos la riqueza que cada uno con su peculiaridad, cultura y experiencia de fe aporta a nuestra diócesis, en cada una de las comunidades donde se hace presente. La interculturalidad es un signo de los tiempos y la manera de ser de nuestra Iglesia Católica, que acoge en su seno a hombres y mujeres de toda nación, lengua y cultura”. Por eso, a lo largo de la celebración, en las diferentes intervenciones, pudimos percibir los diferentes rasgos y acentos de esta rica diversidad. Latinoamericanos, polacos, ucranianos, africanos y asiáticos participaron de diversas maneras.